Señales 'caducadas' y desconocidas que dificultan la conducciónMás de un centenar de señales ubicadas en las carreteras españolas son desconocidas para la gran mayoría de conductores. No aparecen recogidas ni en el Reglamento General de Circulación ni en el Catálogo Oficial de Señales Verticales. Como consecuencia, no se estudian o recogen en la normativa de las autoescuelas a la hora de preparación para lograr el carné de conducir . Esta situación afecta, por lo menos, a 125 señales y carteles nuevos y otras 20 señales anuladas por los tribunales. Todo ello provoca inseguridad para los conductores que, dependiendo del municipio en el que se encuentren, se pueden ver diferentes señales, que produzcan confusión, multas sorpresa y, en general, una situación muy peligrosa respecto a la seguridad vial, según adviertan los fabricantes de marcas ampollas
Por este motivo, Francisco Cano , presidente de la Asociación de Fabricantes de Señales Metálicas de Tráfico ( Afasemetra ), denuncia esta situación. «Es cierto que las señales 'no caducan' como los yogures, como bien indicaba el Director General de Tráfico, Pere Navarro, recientemente en su comparecencia en la Comisión de Seguridad Vial del Congreso de los Diputados. Es conveniente en este punto ser técnicos, puesto que en lo que a señalización vertical se refiere, hablamos de 'fecha de reposición recomendada', concretamente la garantía que ofrece el fabricante de las láminas retrorreflectantes, que es de diez años para las señales con material de clase RA2 y RA3. A partir de esta fecha, debe comprobarse si las características visuales, esto es, las coordenadas cromáticas y la retrorreflexión, siguen siendo conformes a la norma europea y se puede alargar su vida útil, sin menoscabar la seguridad vial«, explica.
Parches de láminas retrorreflectantes con la nueva velocidad sobre señales antiguas, carteles corregidos con pegatinas que no se adhieren correctamente, etc. No, no hay señales 'caducadas', pero sí señales que en conducción nocturna no se pueden leer correctamente. No se puede constatar su caducidad por falta de ensayos, pero la evidencia es que no se pueden ver. Es recomendable disponer de un inventario real, público, sobre cuántas señales existen, cuántas están deterioradas y qué cambios necesitan para cumplir con la Norma de Carreteras en la mayoría carreteras y municipios«, añade.
El desconocimiento de un gran número de señales ya viene evidenciado desde un estudio elaborado en 2018 por BP España, Castrol y el RACE, en el que un 22% de las personas encuestadas reconocía que no conoce el significado de todas las señales, el 73% haber tomado decisiones incorrectas debido a la mala señalización y el 91% que la señalización vertical es un aspecto fundamental para garantizar una conducción segura. «Y es que el mayor peligro para quien conduce es no identificar rápidamente una señal. Esos segundos que tardamos en entender y reaccionar a su mensaje son cruciales en la conducción y cualquier duda puede ocasionar un accidente», subrayar.
Asimismo, «conceptos como 'movilidad sostenible' o 'ciudades inteligentes' se han colado en nuestro vocabulario y se han convertido en un imperativo para avanzar hacia un futuro mejor. En este sentido, la administración debe apostar por un equipamiento renovado, especializado y certificado por las principales normas de calidad, que se adapte a las necesidades actuales. Esperamos que la comparecencia de Pere Navarro sobre 'simplificar el mapa de la carretera pública' implique la revisión de las señales existentes y la publicación de un catálogo actualizado en el que se unifiquen criterios entre las normativas municipales, provinciales, autonómicas y estatales para tener unas directrices claras e inequívocas tanto quienes fabricamos señales como la ciudadanía en general», manifiesta.
«La señalización es el lenguaje de las vías públicas y nos ofrece un marco seguro para que podamos transitar sin incidentes y sin poner nuestras vidas en peligro. No podemos olvidar que la señalización vial es clave para salvar vidas, contribuir a crear ciudades más amigables y eliminar momentos de incertidumbre, y supone una inversión muy baja en relación con el beneficio en materia de seguridad vial que se puede obtener», concluye.